Extracto del artículo de "Público": seguir enlace.
Sin embargo, para Adzuba todo esto no sucedería si los rebeldes no tuvieran armas. “¿Quién es el salvaje, el que comete los crímenes o quienes les dan las armas? Nosotros morimos para que ustedes puedan tener sus smartphones”, señalaba con el dedo la periodista a la gente de la sala. “Las mujeres mueren a cada segundo y son violadas por culpa del progreso tecnológico”.
Según cuenta la congoleña, el coltán que procede de su país y de Colombia hace que empresas multinacionales estén interesadas, financien las armas y provoquen situaciones de guerra. “No es una guerra africana, son los europeos y americanos los que están matando a los africanos”, remarcaba.
Para Adzuba lo peor de todo es que cuando esa población indefensa quiere salir del Congo y evitar un conflicto provocado por los intereses de las multinacionales, cruzan el mar les llaman “inmigrantes clandestinos”. “Nos imponen la guerra en nuestro país y no quieren que huyamos de ese terror”, critica a las instituciones Occidente a la que vez que las acusa de hipócritas.
“El Banco Mundial nos manda dinero y muchas organizaciones nos mandan ayuda; lo único que hacen es devolvernos lo que nos han robado”, sentencia Adzuba. Igual que ella, muchos congoleños sólo quieren la paz y concienciar a las personas de cómo es la situación que vive su país. “Sólo pedimos vivir”.