miércoles, 11 de junio de 2014

12 de Junio: Día mundial contra el trabajo infantil

La protección social es un derecho humano y está sólidamente justificada desde el punto de vista económico y social. Además, permite el acceso a la educación, la salud y la nutrición, y desempeña un papel fundamental en la lucha contra el trabajo infantil. Este año, el Día mundial contra el trabajo infantil centra la atención en el papel de la protección social para mantener a niños y niñas alejadas del trabajo infantil o retirarlas del mismo.

Suma tu voz al movimiento mundial contra el trabajo infantil y colabora en actividades y campañas de organizaciones sociales que trabajen por y para los derechos de los niños y las niñas.

 Mantener alejado el trabajo infantil – La protección social

La pobreza y los choques económicos son las principales causas del trabajo infantil. Los hogares pobres tienen mas probabilidades de tener que recurrir al trabajo infantil para cubrir sus necesidades básicas y los gastos que conllevan. La situación que genera la pérdida de empleo, una enfermedad grave o un accidente de una persona adulta en el seno de una familia, puede dar pie al trabajo infantil. Además, también podemos observar como choques económicos las situaciones adversas en la agricultura, como las inundaciones y las sequías. Todo esto puede reducir drásticamente los ingresos en los hogares e impulsar a los niños y las niñas a abandonar la escuela y a ponerse a trabajar para contribuir al ingreso familiar.
Por esto es importante que la protección social garantice apoyo y asistencia a las familias pobres. Entre los instrumentos de protección social podemos citar:
   - Los programas de transferencias en efectivo y en especie que mejoran la seguridad de los ingresos de las familias.
   - Los programas públicos de empleo que ofrecen empleo a personas adultas para construir y mejorar carreteras, escuelas, centros públicos,...
   - La protección social de la salud, que garantice el acceso a la sanidad para todas las personas sin distinción.
   - Las prestaciones por maternidad, que protejan a las mujeres embarazadas o que acaben de dar a luz y que presten cuidados a recién nacidos y nacidas.
   - La protección social para personas con discapacidad y/o enfermas.
   - La seguridad de ingreso en la vejez, proporcionando pensiones a las personas mayores.
   - La protección por desempleo, dando la oportunidad a la gente adulta de ingresos de sustitución por pérdida de empleo.
Estas herramientas de protección social reducen la necesidad de depender de los ingresos provenientes del trabajo infantil.
No existe un instrumento de protección social único para abordar el trabajo de niños y niñas, sino que deben ser complementarios y diseñados de forma precisa para adaptarse mejor a las necesidades de cada país.

Acelerar el progreso

Los últimos estudios globales de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) sobre trabajo infantil, publicados en septiembre de 2013, revelan que el número de niños y niñas trabajando ha disminuido desde el año 2000, pasando de 246 a 168 millones. También podemos ver que el número de niños y niñas en trabajos considerados peligrosos se sitúa en 85 millones, siendo en el año 2000 de 171 millones.
A pesar de este progreso, no se logrará la meta fijada por la comunidad internacional, aprobada y firmada por más de 150 países, de eliminar sus peores formas para 2016.
Para tener alguna posibilidad de alcanzar este objetivo debemos acelerar el ritmo del progreso, exigiendo medidas que aborden las causas del trabajo infantil y reclamando una protección social que contribuya a dar a los niños y niñas las mismas oportunidades para desarrollar su potencial.

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