jueves, 12 de febrero de 2015

Contra la utilización de niñas y niños soldado

En el día mundial del recuerdo de esta lacra, dejamos un poema.
Lenguaje no inclusivo por respeto a la obra de la autora.

Inusitado.
Imprevisible.
Los cavernícolas se abstuvieron.
Los animales jamás osaron.

Niños-soldados,
 la inocencia acribillada,
los juegos de la crueldad,
la muerte como balón.

Perdido el horizonte,
los límites, la conciencia.

Perdidos los niños
guiados por las bestias.

En el Congo, en Uganda,
en Sierra Leona.
Donde el rey de la selva
ha rapado su melena.

En Liberia, en Somalia,
en Burundi, en Costa de Marfil.
Donde el elefante
es una simple estatua de madera.

En Uganda, en Sudán, y Angola,
perdiendo las entrañas
en el corazón de África.



En Sri Lanka, en Filipinas,
en Burma, Nepal, Afganistán,
Myanmar - ex Birmania-
el miedo devorando la memoria.

En Colombia, donde las niñas
son forzadas a ser "novias"
de depravados adultos.
Y a siete mil niños soldado
 los recluta la violencia.

En Sudamérica, en Asia,
en África.
Allí las víctimas y los verdugos.

En Norte América y en Europa:
las fábricas de armas.
Las mafias del tráfico
de la droga y de las tratas.

Niños violados, torturados.
Niños veteranos de guerra.
Heridos, asesinados,
con el alma perforada.

Y una sociedad que no se entera,
pero consume, mueve el dinero
con el que se compra,
con el que se vende,
con el que se mata.

Una sociedad que no pregunta
por temor a conocer la respuesta.

"Dejad que los niños vengan a mí."
(¿Quién los llama? ¿Quién nos llama?)

© MARIÁN MUIÑOS

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