miércoles, 25 de febrero de 2015

¿SABES QUE OCURRIÓ CON LA CESTA SORTEADA?...

… Este año Bilbotik Perura no ha conseguido vender la papeleta premiada con 80€ en productos de Comercio Justo y un panetone directamente traído desde Alto Trujillo (Perú). Pero no nos hemos desanimado por ello, es más, hemos encontrado una bonita oportunidad para contactar con un proyecto que apuesta por la justicia social y por el luchar contra la pobreza estructural junto con las personas que por idas y venidas han sufrido o sufren esa realidad.
Por eso, hemos realizado una donación a Etxepel, un proyecto de Cáritas que trabaja como Centro de Día en Durango con personas sin hogar.
Para informaros sobre este proyecto os dejamos un artículo que se publicó en el Correo al poco tiempo  de inagurarse este recurso, además un link al final de esta publicación conecta con el artículo que redactó el Deia medio año después de la apertura de Etxepel.

Por Marta Goikoetxea Nagore, en EL CORREO (Delegación del Duranguesado): Cualquier persona sufre entre tres y cuatro «sucesos vitales estresantes» a lo largo de su existencia, pero las personas sin hogar padecen una media de catorce, cinco de ellos antes de los 30 años. De esos baches tarde o temprano se consigue salir teniendo un hombro donde apoyarse, pero hay quien, siendo menos afortunado, se encuentra solo e incapaz de recuperarse. Con la intención de tender una mano amiga a los más necesitados, Cáritas Bizkaia puso en funcionamiento hace poco más de un mes en Durango el centro integral «Etxepel» para personas sin hogar. Se trata del único centro de estas características en la comarca y, exceptuando las instalaciones ya existentes en Bilbao, también el único en Bizkaia.

De cara a septiembre, pretenden ampliar su oferta para contribuir a la incorporación social de los que necesitan su ayuda. Pondrán en marcha dos pisos de autonomía, un puente entre la pensión social, que esperan poner en marcha «en los próximos meses», y la autonomía personal. Ambas viviendas, ubicadas en la villa y cedidas a Cáritas por las iglesias locales de Santa María y Santa Ana, servirán para que las personas que necesitan apoyo pero no un seguimiento continuo, puedan permanecer «el tiempo que necesiten y durante una estancia media de al menos seis meses» de manera que puedan retomar las riendas de su vida.

Ubicado en las plantas superiores del «Hogar Santa Josefa», en el convento cedido a Cáritas por las Siervas de Jesús, «Etxepel» pretende ser un hogar cálido para las personas que no tienen otro lugar donde ir, un hogar siempre abierto con personas que las acogen y las acompañan buscando su incorporación en la sociedad. A él acude gente que «ha tenido mala suerte en la vida y no ha tenido el apoyo de personas ni de instituciones para seguir adelante y salir del agujero en el que ha caído», indica Alberto Estefanía Hurtado, coordinador de Etxepel.

El servicio atiende actualmente a ocho personas, siete en el centro de día, donde cubren sus necesidades básicas como la higiene o la comida y fortalecen su habilidades sociales a través de actividades, y otra más, que aunque no acude al centro, se le atiende en forma de acompañamiento social. Su procedencia es variada, a partes iguales entre autóctonos e inmigrantes, y la mayoría son hombres, sólo hay dos mujeres.

El centro cuenta con el apoyo estable de 10 personas voluntarias de Cáritas Tabira, así como de dos técnicos contratados, un educador social y un trabajador social, uno de los cuales hace además las funciones de coordinación del proyecto. «Todo el proyecto se financia gracias a Cáritas y a donaciones tanto de particulares como de empresas. A ello hay que sumar la labor incansable que realizan los voluntarios, sin ellos Etxepel no hubiese sido posible», reconoce el trabajador de Cáritas.

Responsabilidad pública

De lunes a viernes, el día comienza para estas personas que regentan el centro de día sobre las 9:30 de la mañana, cuando llegan a «Etxepel» y comienzan a preparar su propio desayuno. «Es un proyecto autogestinado. Son ellos los que realizan las actividades cotidianas y también los que deciden las tareas que se van a realizar durante el día», asegura Estefanía.

El momento del desayuno sirve para hacer una primera rueda de contacto para analizar cómo se encuentran y planificar la jornada. Después, especialmente en esta época, se centran en la huerta de donde obtienen los productos agrícolas que después consumen, mientras otros ayudan en la cocina a la voluntaria que acude diariamente para preparar la comida. La tarde, es el momento de tiempo libre que invierten en lo que más les gusta,  «juegos, talleres, ver la televisión o simplemente estar juntos» hasta las 16:00 horas, cuando el centro cierra. Además, un día a la semana hacen una salida conjunta ya sea a la playa o a municipios cercanos.

El centro espera crecer en un futuro próximo y ampliar sus servicios con la puesta en marcha de la pensión social para las personas que carecen de un techo donde dormir. Para ello, indican que se encuentran «en conversaciones» con la Diputación vizcaína para contar con su apoyo económico. «Nos gustaría abrirlo cuanto antes.  Pero tenemos la sensación de que no todo tiene que depender de Cáritas. Tenemos la filosofía de que algunas cosas debe llevarlas a cabo la Administración pública porque estamos hablando de derechos. Estar durmiendo bajo un techo es un derecho, no podemos permitirnos que haya gente durmiendo en la calle y por lo tanto, entendemos que es la Administración pública la que tiene que sufragarlo».

DEIA: http://www.deia.com/2014/12/08/bizkaia/duranguesado/un-techo-bajo-el-cielo-de-durangaldea

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